Hraunfossar

Pese a no ser tan grande como Dettifoss ni tan caudalosa como Gullfoss, la cascada Hraunfossar tiene algo especial. Descubre por qué conquista a todas las personas que deciden visitar el oeste de Islandia.

Hraunfossar es una de las cascadas más particulares de Islandia, no por la altura del salto de agua o su caudal, sino por cómo emerge hasta la superficie. Filtrada a través de los campos de lava de la zona, el agua brota directamente de las profundidades de la tierra y cae a través de una pendiente no demasiado grande, generando un espectáculo visual de gran belleza.

El nombre de esta catarata, como sucede con la gran mayoría de las cascadas de Islandia, ya nos da pistas de lo que nos vamos a encontrar: en el idioma islandés, “hraun” significa lava y “foss”, cascada.

Barnafoss

Justo al lado de Hraunfossar se encuentra Barnafoss, “la cascada de los niños”. Este nombre se debe, según cuenta la leyenda, a que en sus furiosas aguas murieron dos niños en Nochebuena hace varios siglos. Según la misma historia, la madre de los niños fallecidos decidió destruir uno de los arcos naturales que unía las rocas de Barnafoss para que la tragedia no volviera a repetirse.

Deildartunguhver

Pocos kilómetros antes de llegar a Hraunfossar es posible conocer Deildartunguhver. Pese a ser una parada rápida, este manantial geotermal donde el agua se encuentra entre 70 y 100ºC resulta curioso y sorprendente, si bien es cierto que no da mucho más de sí ya que por medidas de seguridad no es posible acercarse demasiado.