Hofsós
Hofsós es un pequeño pueblo de menos de 200 habitantes al norte de Islandia que no contaba con demasiado interés turístico… Hasta la llegada de Sundlaugin á Hofsósi, su piscina termal.
Hofsós es una pequeña población que ha vivido de la pesca desde su fundación en el siglo XVI, lo cual la convierte en una de las localidades más antiguas de Islandia. Sin embargo, el principal motivo por el que se visita hoy Hofsós no es para degustar la gastronomía islandesa, donde reina el pescado fresco, sino para darse un relajante baño en Sundlaugin á Hofsósi, la piscina de Hofsós.
La piscina de Hofsós
La piscina de Hofsós, conocida entre los lugareños como Sundlaugin á Hofsósi, es una espectacular piscina infinita con vistas al fiordo Skagfjordur. Inaugurada en 2010, la piscina termal se abrió junto a una poza de aguas termales de la zona mediante la inversión de dos vecinas de Hofsós.
Sundlaugin á Hofsósi ha sido diseñada por el mismo arquitecto que la Laguna Azul, en las inmediaciones de Reikiavik, que ha logrado combinar el relax de las aguas termales islandesas con las impresionantes vistas del fiordo Skagfjordur y la isla Drangey, todo ello al aire libre.
Pese a su popularidad entre los turistas, la piscina de Hofsós continúa siendo muy tranquila y frecuentada por los vecinos de Hofsós, lo cual la confiere un encanto especial y auténtico con respecto a otras termas de Islandia.
Visita a Hólar
A tan solo 20 kilómetros de Hofsós se encuentra el pequeño pueblo de Hólar, que pese a que actualmente tiene menos de un centenar de habitantes, llegó a ser la capital religiosa y cultural del norte de Islandia.
El principal monumento del pueblo es la Catedral de Hólar, la iglesia de piedra más antigua de Islandia. Fue construida en 1763, y destaca principalmente por su fachada de color rojo y su pila bautismal, del siglo XVII.
Además de la catedral, en Hólar también puede visitarse la Audunarstofa, una recreación de la casa donde residía el obispo de Hólar en la Edad Media y que ha sido construida empleando las técnicas y los materiales de la época.
Por último, y pese a su diminuto tamaño y escasísima población, resulta realmente curioso comprobar que Hólar cuenta con una universidad agrícola, que fue inaugurada a finales del siglo XIX y continúa en activo hoy en día.